domingo, 19 de febrero de 2012

La verdad es que no tiene sentido. Mi mirada posada en ti, tus manos rodeando, el corazón que tiembla. Mis manos que tiemblan. Las miro. Están quietas. Te miro. Tu no lo estás.
Ha terminado, definitivamente. Ese ven y voy, y no estás, y te marchas. Y vuelves a buscarme pero sin esperar que yo llegue.
¿Estás? Estoy. Acércate. Me acerco. Desapareces. Y no hay nada, no queda nada. Como siempre. Nunca lo será. Nunca lo ha sido.
Desmuse. Vuelvo. Acaricio tu sonrisa cerrando levemente los ojos. Y es sin ser, nada y todo. Todo o un poco. Lo suficiente para hacerme pensar.
Pero dirás ven y nadie volverá, y querrás más y no lo obtendrás, y quizás sí, recaiga una vez, pero al menos sé que no será igual.

viernes, 17 de febrero de 2012

¿Y de que vas? ¿De verdad piensas que puedes entrar y salir de mi vida así, como si nada? No te estoy pidiendo nada, solo que te aclares. Y eso no es que lo pida, si no que lo exijo. Estoy cansada. Del sube y baja, del ven y voy. Y no estas. Y me largo y apareces, y vuelvo y desapareces. ¿Qué juego es este? Estoy dentro y ni siquiera se jugar. No quiero hacerlo, no es un juego.
Estoy cansada de tus idas y venidas, de tus sin sentidos que intento ponerles pies y cabeza pero es imposible. No puedo, es extraño y agobiante. Y puede que ahora no sea nada, aunque para ser sincera no lo era hace dos días, se transforma en algo que no duele pero es algo. Y eso es malo, es muy malo porque ¿quien me dice a mi que no vaya a acabar en eso?
Vuelves otra vez y esta vez mas distinto, con siete palabras que suenan bien y cuatro que estropean las anteriores. No estoy dispuesta. No se porqué pero no estoy dispuesta. Estoy a tiempo de parar algo que ni siquiera se ha creado, algo que probablemente no exista jamás, pero dicen que es mejor prevenir que curar. Y prefiero prevenir algo irreal que curar un daño irreparable.