miércoles, 17 de octubre de 2012

Guárdame un poquito de primavera, que llega el invierno y no se como afrontarlo.
Volvería sin duda a ese lugar sin saber a cual me refiero. Ahora mismo recorrería mil y un senderos hasta llegar a ese destino desconocido. ¿Y que más? ¿Qué puede esperarme peor? No queda nada, y este tiempo no ayuda. Congelando mis mejillas y acurrucando los dedos de mis pies.
Enlazando los dedos se ve distinto. Pero no hay como hacerlo así que ni lo planteo.
Volver, dirigir, cambiar. Todo igual, nada es lo mismo. Voy y vengo. Me quedo y me desespero. Y no puedo más, no hoy. Ni ayer. Y lo más seguro es que mañana esté aun peor, o puede que no.
Pero no tengo como escapar, no encuentro la solución. Y si, se que la vida es así y que cada uno tiene que buscar sus propios caminos que le hagan salir de otros o seguir estos mismos, pero me veo rodeada de nada. ¿Y que más? No hay más. Tan solo la nada, que aun queriendo decir algo a partir de esa palabra no podría explicar el qué pues es tan complejo que solo ella puede describirlo. Nada, nada, nada. No hay mas que un puñado de nada.
Y camino sin sentido buscando alguna respuesta, una mirada que me de la solución que busco. Que me aporte algo, lo mas mínimo. Pero ya ni miran, ni se molestan en hacerlo. Así que sigo, adelante, sin miedo. Sin dudarlo. No pueden verte dudar, eres fuerte y puedes hacerlo. Y se repite una y otra vez en mi cabeza. No pueden verte dudar, eres fuerte y puedes hacerlo.
No tengo miedo alguno, no dudo de mi misma. No es ese el caso, ya no. Pero hay algo, algo oscuro ahí fuera. Y aun que suene de locos, estoy deseando desenmascararlo y después...
Guárdame un poquito de primavera, que llega el invierno y no se como afrontarlo.

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